La función económica del Estado

El Estado es un agente económico imprescindible para el buen funcionamiento de una nación. Éste suele intervenir en la economía para mantener y asegurar la continuidad del Estado de Bienestar a través de tres acciones en concreto:

- Promoviendo la eficiencia económica. Con ello, el Estado busca conseguir el bienestar de los ciudadanos a través de la optimización de los recursos disponibles. Para ello, el Estado intenta controlar y corregir los fallos del mercado como las externalidades negativas (monopolios, información asimétrica, etc.), y potenciar las positivas (bienes públicos).

- Alcanzando la equidad distributiva. Otra de las funciones del Estado consiste en repartir de una manera más equitativa los recursos existentes, mediante la puesta en marcha de políticas fiscales (contractivas o expansivas) y la gestión del gasto público. Éste es uno de los rasgos más característicos del Estado de Bienestar, cuyo origen se remonta al final de la Segunda Guerra Mundial, cuando el continente europeo se hallaba destruido y empobrecido. Fue entonces cuando el Estado asumió la tarea de garantizar unos servicios mínimos a la población para que pudiera vivir dignamente.

- Potenciando la actividad económica. La última función del Estado consiste en su intervención en la economía para evitar las recesiones y promover la estabilidad económica, para impedir el aumento de la inflación y del desempleo.

Es en los Presupuestos Generales del Estado donde el Estado determina cada año su política económica y sus previsiones de gastos (Seguridad Social, empresas y fundaciones públicas, administración del Estado, etc.) e ingresos (impuestos, cotizaciones de la Seguridad Social, emisión de deuda pública) en un periodo concreto de tiempo.

La política fiscal

Como ya se ha dicho, el Estado intenta conseguir unos objetivos económicos a través de políticas fiscales que influyendo en el consumo, el ahorro y la inversión de las familias y las empresas. Estas políticas consisten en adaptar los impuestos y el gasto público a las circunstancias económicas del momento.

El Estado puede llevar a cabo dos tipos de políticas fiscales, dependiendo de la situación económica por la que esté atravesando el país:

  • Política fiscal expansiva: es la política que el Estado normalmente pone en marcha en fases económicas en las que hay recesión. Implica la reducción de impuestos y el aumento del gasto público, lo que conlleva un incremento de la renta de las familias y las empresas y, con ello, un aumento del consumo, la producción, el empleo y la inversión.
  • Política fiscal contractiva: se suele llevar a cabo en fases de bonanza económica. Implica una subida de los impuestos y una reducción del gasto público, lo que provoca una disminución de la renta disponible para las familias y las empresas, y con ella una reducción del consumo, la producción, las ventas, los beneficios empresariales y la inversión pública o privada.

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