Contratar una cuenta remunerada
Existen muchos productos bancarios o financieros con los que podemos ahorrar y obtener rendimientos. Así, según nuestras preferencias, podemos elegir entre acciones, bonos, fondos de inversión, depósitos a plazo… Si lo que buscamos es una opción de ahorro segura, que nos aporte beneficios pero sin arriesgar demasiado nuestro capital, las cuentas remuneradas son una opción que debemos considerar.
No hay que confundir las cuentas remuneradas con las cuentas corrientes tradicionales. Como bien sabemos, las cuentas corrientes pueden reportarnos rentabilidades, aunque muy pequeñas o nulas, en algunos casos, por lo que no son la mejor alternativa para sacar beneficios de nuestros ahorros, aunque sí lo son para ingresar la nómina y domiciliar los pagos de forma sencilla. Las cuentas remuneradas constituyen un producto diferente, que también tiene sus ventajas e inconvenientes, pero que, definitivamente, nos va a interesar más desde la perspectiva de los rendimientos y el ahorro.
Ventajas
La principal ventaja de las cuentas remuneradas es la remuneración que recibimos a cambio de tener nuestros ahorros en ellas. Por otro lado, la elevada liquidez es otra de las características que hacen más atractivo a este tipo de cuentas. Esto significa que el cliente puede disponer de su dinero cuando lo desee. Es por ello que las cuentas remuneradas se convierten en la mejor opción si lo que buscamos es un ahorro a corto plazo. Otra ventaja es que muchas de estas cuentas no comportan el pago de comisiones. En el caso de contratarlas por internet, esto suele ser lo más habitual. Además, las cuentas remuneradas no suelen comportar penalizaciones en caso de querer cancelarlas antes del plazo de vencimiento acordado en el contrato.
Inconvenientes
Las cuentas remuneradas también tienen sus desventajas. Así, las ofertas de cuentas remuneradas con rentabilidades altas a veces se reducen tan sólo a los primeros meses, pues muchas entidades bancarias intentan captar nuevos clientes con estos productos. Por ello, es recomendable preguntar hasta cuándo durarán las condiciones iniciales para no llevarnos un susto más tarde.
Otro inconveniente, como se ha mencionado más arriba, es que las cuentas corrientes contemplan una menor operatividad que las cuentas corrientes tradicionales. Así, no admiten operaciones como domiciliación de nóminas o recibos o la creación de tarjetas asociadas a la cuenta. Y es que, al tratarse de un producto que fomenta el ahorro, es contraproducente la domiciliación de pagos o recibos y las fluctuaciones en el capital ingresado.
Por último, la rentabilidad que vamos a obtener es menor que si invirtiéramos en otro tipo de producto financiero destinado al ahorro. Por ello, si lo que se busca es un producto que premie el ahorro y que comporte poco riesgo, las cuentas remuneradas son una posibilidad a considerar. Sin embargo, recomendamos evaluar todos los productos destinados al ahorro para analizar cuál de ellos se adapta mejor a lo que buscamos.