Confiamos menos en las cajas y bancos
Realicemos un pequeño experimento hipotético, supongamos que usted lector se dirige con banco o caja a través por ejemplo de sus plataformas online dispuesto a realizar una contratación de derivados o futuros Ibex, o cualquier otra operación relacionada de manera directa con aportación de su propio capital, tras esta suposición preguntémonos ¿confía usted más o menos en la realización correcta de la operación?
La pregunta tiene trampa, efectivamente, y tiene trampa porque a pesar de que se ha instalado de manera generalizada una sensación inicial de rechazo abstracto al sistema bancario, fundamentalmente tras el proceso de revisión del estado el sistema bancario y las restricciones y ajustes duros de la economía de nuestro país, mientras que realmente, seguimos utilizando de manera profusa las herramientas financieras y confiamos plenamente en la utilidad de las mismas, de hecho confiamos en mayor porcentaje de lo que hacíamos hace tan sólo un par de décadas.
Este hecho puede resultar curioso pero no lo es tanto si tenemos en cuenta que resulta ser un fiel reflejo de una dualidad innegable, por un lado la necesidad de un sistema bancario saneado que aporte al conjunto de los usuarios herramientas útiles como lo hace y por otro lado la necesidad de un ajuste fino de lo que a todas luces resultaba un sistema bancario sobredimensionado y probablemente en algunos aspectos, o desde luego en algunos focos concretos, mal dirigido.
Así que por lo que parece no confiamos menos en la operativa inmediata de las entidades financieras pero, y esto es innegable, seguimos teniendo dudas sobre el conjunto del sistema bancario.